Situado en el número 33 de la calle François I, dentro del prestigioso Triángulo de Oro parisino, el DS World Paris, único en Europa, es un espacio inspirado en el lujo francés que tiene como objetivo poner en valor el posicionamiento de la marca. Concebido conforme a los códigos estilísticos de una boutique de lujo, este centro, que ahora cumple un año, emerge como el perfecto nexo entre pasado, presente y futuro de DS.
En el DS World Paris se expone toda la gama comercial de la marca, compuesta por los DS 3, DS 3 Cabrio, DS 4 y DS 5. Con una tasa de conquista del 95 %, este escaparate DS ha cumplido el objetivo de atraer nuevos clientes para la marca.
Además de sus productos, el DS World Paris propone servicios exclusivos para sus clientes, como la entrega a domicilio del vehículo o incluso un servicio «jockey», que ofrece distintas prestaciones de servicios y mantenimiento a los clientes una vez adquirido el DS. La relación con la clientela también se refuerza con invitaciones para participar en eventos especiales a través del club DS Privilege o en el DS World Paris.
No es necesario ser un comprador para dejarse seducir por el ambiente del DS World Paris. Cualquiera puede entrar libremente para descubrir o redescubrir la herencia o los orígenes de la marca. Al inicio de cada temporada se muestran modelos poco conocidos como el DS 19 que se expone actualmente, uno de los primeros automóviles que integró la radio en el salpicadero. Al mismo tiempo, el público puede descubrir distintos concept cars, como el C-SportLounge, antecesor del DS 5.
La vida en el DS World Paris se mueve al ritmo que marcan los artistas que dan forma al lugar con su toque personal. Estos creadores tienen varios rasgos en común con la marca DS como el refinamiento o el espíritu de vanguardia.
A lo largo de este año, los visitantes han descubierto, la exposición ‘Stronger’ del estilista Charlie Le Mindu, o “Le choux DS”, una creación exclusiva del Chef Philippe Conticini. Desde este mes, los visitantes podrán disfrutar de Studio Harcourt y llevarse a casa un retrato especial.