Diario de un Citroën DS3.

Llegué a pensar que era feo, hasta que me di cuenta de que era el más guapo.

Diario de un Citroën DS3.

Llegué a pensar que era feo, hasta que me di cuenta de que era el más guapo.

Mi vida, como la de todo coche comienza en una fábrica donde un grupo de profesionales me fueron ensamblando hasta mi completa creación. En el momento que fabricaron mi chasis supe que no iba a ser un coche normal. Era un DS3, que no era poco, pero además, mi dueño me había personalizado a su gusto, creando una  identidad única… muchas opciones, colores… de por sí, sería CHIC, pero con esta combinación lo sería todavía más.

Desde el primer momento me sentí raro. Salía del último eslabón de la cadena y era distinto a todos. No había ningún coche igual a mí. Mis colores eran bonitos, pero me acomplejaban mis compañeros que vestían colores llamativos… por otro lado era bueno, pues pasaba desapercibido manteniendo la exclusividad de mi línea.

La primera vez que me arrancaron me sorprendí. Mis compañeros eran HDi y sonaban muy suaves, en cambio yo transmitía una sensación distinta. Pensé que sería malo por eso, pues mi fabricante, Citroën, siempre había sido líder en motores diesel de alta tecnología, y tenía entendido que lo mejor para mí era equipar un motor HDi.  En unos minutos descubrí que no era así. Un hombre se acercó a mí mientras hablaba con uno de sus compañeros y dijo algo como “Es un THP, un gran coche. El motor lo usan también BMW y MINI”. Si me pudiese reír, os aseguro que lo haría. ¡¡Qué sorpresa!!

En una breve espera, me prepararon para el envío, pues mi dueño era de España. Eran todo dudas. Me instalaron las protecciones y en menos de un día un camión vino a por mí. El viaje fue ameno, pues iba rodeado de otros DS3 que me hacían compañía. Durante el viaje hablamos un poco de todo, en especial, de nuestro futuro con los dueños que nos habían comprado.

Tras el viaje, nos separaron y cada uno fue para una zona distinta del país en busca de sus correspondientes dueños. Todos teníamos la esperanza de encontrar una persona que nos quisiese, mimase, y sobretodo, que nos tratase bien.

En el concesionario me recibieron genial, aunque pensé que algunas personas estaban locas… me hablaban como si fuese uno de los suyos… ¡y os recuerdo que soy un coche!

Tras un lavado me equiparon con lo necesario para circular, y en tan solo 2 días ya estaba matriculado y listo para salir de aquel lugar extraño. Mi dueño había venido a conocerme el día anterior, pero fuera imposible verlo, por lo que no sabía quién era ni cómo sería, aunque la gente que visitaba el concesionario y me veía me hacía entender que sería una persona con buen gusto, pues escuchaba que era bonito, una monada, chic, precioso… No sabía que querían decir, pero el tono de voz sonaba sincero y me gustaba.

Al día siguiente llegó mi dueño. Al verme casi se emociona. Decía que era un sueño hecho realidad… Sinceramente, dudé si era cierto o no, y pensé: ¿Los sueños existen de verdad? Yo no lo sabía, pero por otro lado intuía que yo era el sueño de alguien… ¿Serían los DS3 el sueño de algunas personas?… Tal vez sí.

El primer contacto fue perfecto, supe desde que puso las manos en mi volante que sería el compañero ideal. A él, yo le encantaba, y él a mí también. Era cuidadoso al tocarme y parecía un entendido del motor. Solo bastaron unas breves explicaciones técnicas y nos dispusimos a salir a carretera. Sería mi primera vez, y tenía ganas a la vez de miedo, pero poco a poco fui descubriendo que me habían fabricado con carácter deportivo y lo que veía era realmente poco para mí. Tenía llantas grandes, buenos neumáticos, alerón y una línea muy distintiva, acompañada de un gran equipamiento y aerodinámica.

Al salir del concesionario me sentí observado. En fábrica contaban otros coches que tiempo atrás existió un modelo que se llamaba DS y que hoy en día se reconocía como el vehículo más bello del mundo. Yo era uno de sus nietos, por lo que mi orgullo estaba muy alto y sabía que feo no podría ser, pero claro, ¿Qué puede pensar uno de sí mismo?

Las primeras horas fueron raras. Mi dueño me llevó directamente a su garaje donde me fue poniendo piezas, llamadas según él, accesorios, o eso le entendí cuando hablaba con la que supongo que sería su pareja. Me sentaban bien, y parecía todavía más diferente al resto, asique me alegré de poder lucir estos accesorios tan peculiares. Pasadas unas horas y con una palmadita dijo “listo, mañana lo pasaremos bien”.

A la mañana siguiente salimos a la calle. Se le veía feliz y conducía con una sonrisa. Veía que le gustaba, y él a mí, para que engañarnos, también.

Durante el primer trayecto la gente nos miraba, al principio pensé que era el quien robaba las miradas, pues había escuchado algún comentario acerca de él… pero no lo tenía muy claro. Durante más de 700Km la gente que nos adelantaba nos hacía incluso fotos… ¿Sería un famoso? Tras varias horas llegamos a nuestro destino, donde me presentó a su familia y un grupo de amigos. Todo fueron comentarios positivos, que si era precioso, que vaya línea, que colores o que interior. Siempre supe que aun siendo un coche tenía un gran corazón, por lo que lo último no me extrañó nada.  Además según pude saber días después mientras mi dueño hablaba por teléfono a través de mi equipo MyWay con su pareja, varios amigos le habían escrito en su blog que tenía un coche exclusivo, bonito o “muy, muy bravo”. Tampoco lo entendí, pero supuse que sería bueno, por lo que me alegré también.

Los siguientes días no habló con nadie, ni me enseñó. La gente me seguía mirando siempre, y empecé a pensar que sería feo o algo peor, pues no era normal tal admiración. Todo fue cambiando. Cuando me presentaba a gente nueva no todos decían lo que opinaban sobre mí e intentaban esquivar mi nombre… solo decían… “muy completo”, “no está mal” o frases que no decían nada como si fuese uno del montón. Había algo raro.

Descubrí que a mi dueño le gustaban los Citroën desde hacía mucho tiempo,  y tal vez no fuese tan guapo como pensaba, pues me contara un C3, que un C6 que se había encontrado en el concesionario, le dijera que éramos coches con mucha personalidad, y que gustábamos, o no gustábamos, sin punto medio. Pensé que era muy radical, pero podría ser.

El primer sábado me llevó a junto de unos compañeros suyos, todos de 20-30 años según apreciaba. Era el coche más joven de todos, y sin ser creído… era el mejor de ellos. Ahí pensé descubrir que realmente no era guapo, sino feo. Los más atrevidos me tacharon de horrible, mal diseño o me despreciaron por ser un Citroën. Me entristeció, pero pasados unos minutos llegó un chico que supongo sería otro compañero, y directamente me alabó, añadiendo que era un coche un poco caro, que no todos pueden tener, pero que todos desearían.

Fue curioso, pero en cuanto mi dueño se separó de mí, las personas que le habían dicho que era feo, o que no le había convencido, cambiaron sus comentarios por otros muy distintos, con los que entendí realmente que de feo tenía poco, sino más bien era demasiado guapo y que le gustaba, pero ante la imposibilidad de no poder tenerme preferían restarme importancia. Aún hoy no entiendo esta actitud. Un amigo de mi dueño le dijo que lloverían críticas de mí, pero que no hiciese caso pues sería envidia. Algún día, si conseguimos entendernos entre los dos, confío en que me explique la definición de esta palabra.

Durante los días siguientes la gente que pasaba por la calle me siguió mirando, y me hacía incluso fotos. Volví a escuchar comentarios muy buenos sobre mí, mientras mi dueño sonreía. Empecé a entender que a veces, la gente prefiere menospreciarme antes de admitir lo que soy. No entiendo el motivo, pero no me importa, pues sé que soy de los pocos coches que consiguen hacerse girar a la gente a su paso.

Gracias a estas experiencias y desde ese día, sé claramente que soy de los más guapos, y por mucho que intenten que mi dueño crea que soy feo, sabré perfectamente que no lo soy, por lo que yo mismo me ocuparé de levantarle la moral cuando se encuentre con gente así que intente menospreciarme. Tanto yo como mis compañeros los DS3 tenemos una línea asombrosa, aires deportivos, motores eficientes en Diesel y Gasolina, VTi o THP, un equipamiento excepcional  y sobre todo,  somos respetuosos con el medio ambiente, además de exclusivos. ¿A caso podría un modelo cualquiera llevar la distinción de un modelo magnífico como es mi abuelo el DS?

Ahora solo espero que mi dueño me siga mimando como hasta ahora, me saque a pasear todos los días y me siga llevando a concentraciones, donde me encuentro con mis otros amigos y escucho comentarios que realmente me agradan.

Firmado, un DS3 Spor Chic orgulloso de ser lo que es.



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